Ya estoy acostumbrada a perderme en la oscuridad. No me molesta nada, ¿sabes? He visto hace poco a un lobo. No es un príncipe azul pero seguro me puede hacer feliz. Hay que tomar un camino para arriesgarse, espero que todo me vaya. Estoy en un bosque profundo.
El lobo me busca y yo, sí, yo le dejo una carta diciendo que volveré a la noche. Mi familia se preocuparía sino llego a casa. Aunque reconozco, no me importaría morir en el intento de buscar a mi nuevo amor.
¿Qué me pasa? Corro por todo el bosque frondoso hasta llegar a mi casa. Una pequeña casa de maderita. Las luces encendidas y mamá, riñéndome por llegar tarde a casa mientras cocina algo caliente.
¿Qué debo hacer?
¿Qué me debe de suceder?
¿Amar o morir?
Algún día me gustaría formar una familia, el peligro no me importa, no siento mi corazón latir desde que aquel príncipe azul me rompió el corazón...
Ahora soy yo la que toma mis propias decisiones. ¡Sí, quiero un príncipe y le daré mi llave cómo se lo merece! Estoy rehaciendo mi historia y de ahora en adelante nadie podrá pararme. Soy perfecta, lo sabes. Nadie volverá a romper mi corazón, lo tengo protegido con las cicatrices que cesaron en mi cuerpo.
¡Se acabó el juego! Ahora me toca a mí, ser feliz.
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